SE PUEDE CAMBIAR? ES POSIBLE?
Cuando decimos "quiero cambiar", a menudo pensamos en algo externo, como nuestras circunstancias, relaciones o entorno. Sin embargo, el cambio más significativo y duradero proviene de un proceso interno: aprender a gestionar nuestras emociones y modificar los patrones de respuesta que hemos desarrollado a lo largo del tiempo. Este tipo de transformación requiere un profundo conocimiento de uno mismo, y las terapias complementarias, como la meditación o el Reiki, pueden ofrecer herramientas valiosas para facilitar este aprendizaje.
La búsqueda de la felicidad está intrínsecamente ligada a nuestra capacidad de estar en armonía con nosotros mismos y nuestro entorno. La gestión emocional es crucial para alcanzar esta armonía. A menudo escuchamos frases como "yo soy así", que nos limitan y nos encierran en una identidad que creemos fija. Sin embargo, es fundamental entender que nuestra forma de percibir el mundo es el resultado de nuestras experiencias pasadas, y esas respuestas automáticas pueden ser modificadas.
Si deseamos cambiar un aspecto de nuestra vida, es posible aprender nuevas conductas que nos ayuden a manejar nuestras emociones de manera diferente. Esto implica un proceso de desaprendizaje y aprendizaje, ya que el "yo" que creemos ser se ha formado a lo largo de años y no puede cambiar de la noche a la mañana. La transformación requiere tiempo y constancia, ya que las reacciones automáticas, como la ira, no se sustituirán por la paciencia instantáneamente.
El camino del cambio es gradual y se compone de pequeños logros, a menudo invisibles, que suman a lo largo del tiempo. En lugar de esperar cambios radicales, es más eficaz observar y disfrutar de estos microcambios en nuestro viaje interior. Cada experiencia, cada pequeño paso, nos ayuda a construir una nueva realidad, reflejando cómo nos percibimos y cómo respondemos a nuestras circunstancias.
El cambio constante es parte de la vida; lo importante es no detenernos. Cada semilla que plantamos en nuestro interior, acompañada de esfuerzo y perseverancia, dará frutos eventualmente. Así, el cambio depende de nuestra dedicación y fe en el proceso. La verdadera felicidad reside en la armonía interior, en esos momentos de paz y conexión con nosotros mismos y nuestro entorno. No se trata de estar siempre alegres, sino de encontrar esa paz incluso en situaciones difíciles.
En resumen, el cambio verdadero comienza dentro de nosotros. A través del autoconocimiento y la práctica constante, podemos encontrar la felicidad en nuestro día a día y en los momentos, tanto pequeños como grandes, que realmente importan.
Carolina Alvarez Patiño