LOS NIVELES DE NUESTRA MENTE
El psicoanalista Sigmund Freud diferenciaba tres niveles de consciencia:
El consciente: Este es el nivel de la mente que nos permite pensar, reflexionar y comunicarnos de manera racional. Incluye la memoria que se puede recuperar fácilmente en cualquier momento y abarca todo lo que se percibe, tanto a nivel externo como interno. El consciente opera bajo el principio de la realidad, adaptándose a las circunstancias del aquí y ahora. Por ejemplo, se rige por leyes lógicas y respeta la temporalidad (si es invierno, usaremos ropa de invierno y no de verano), así como aceptará prohibiciones según el contexto.
El preconsciente: Este nivel representa todos los sentimientos, pensamientos y fantasías que no están presentes en la consciencia, pero que pueden ser fácilmente accesibles. Es como una reserva de información que, aunque no está activa en el momento, puede emerger con relativa facilidad cuando se le presta atención.
El subconsciente/inconsciente: Este es el nivel más profundo, que incluye pensamientos, emociones, recuerdos, deseos y motivaciones que están fuera de nuestro conocimiento consciente, pero que influyen significativamente en nuestro comportamiento. Según Freud, la mayoría de los contenidos del inconsciente son inaceptables o desagradables, como sentimientos de dolor, ansiedad o conflicto. Este nivel es atemporal (sin orden cronológico) y se rige por el principio del placer, buscando la satisfacción inmediata. Su contenido puede manifestarse en sueños, actos fallidos (cuando realizamos un comportamiento pero en realidad queríamos hacer otra cosa) o lapsus linguae (errores en el discurso).
El subconsciente representa una gran parte de nuestra mente, estimándose entre un 90% y un 95%. Se considera una vasta base de datos donde almacenamos todas nuestras experiencias, incluso los detalles más pequeños, aunque nuestra mente consciente no los capte. También alberga nuestros hábitos, emociones y creencias más arraigadas.
Dado que el subconsciente gobierna gran parte de nuestra vida, es crucial sanarlo, ya que puede frenar nuestro progreso y sabotearnos. Esto puede ocurrir cuando nuestros deseos conscientes entran en conflicto con la información almacenada en el subconsciente; en esos casos, prevalecerá lo que hay en el subconsciente.
Nuestro subconsciente envía continuamente señales a la mente consciente, lo que puede provocar comportamientos inexplicables. Muchas veces, actuamos de cierta manera sin entender completamente el motivo detrás de esa conducta.
La neurociencia ha revelado que muchas decisiones ya están tomadas por complejas redes cerebrales antes de que la información se haga consciente en nuestro cerebro. Diversos factores intervienen en la formación de nuestras decisiones. El cerebro procesa todas las opciones inconscientemente, y es solo al final, cuando tomamos una decisión, que interviene la mente consciente. Este hallazgo resalta la importancia de explorar y comprender nuestro subconsciente para lograr una mayor coherencia entre nuestros deseos y acciones.
Carolina Alvarez Patiño