LA SOMBRA Y LOS ESPEJOS

26.03.2024

Gustav Jung, el psiquiatra y psicoanalista suizo, durante un sueño sintió la presencia de una tenebrosa sombra que le seguía, y se dio cuenta que era su propia sombra.

Cuando éramos pequeños, nos dimos cuenta de que para ser aceptados en nuestro entorno familiar y social, teníamos que ser de una forma determinada. Y que aquellos de los rasgos que no encajaban en lo que se esperaba de nosotros, teníamos que ocultarlos en nuestro inconsciente, para que no afloraran en nuestra vida y pudieran dar lugar a lo que tanto temíamos, ser rechazados.

Entre los rasgos que tal vez ocultamos podría estar una cierta rebeldía o incluso una marcada creatividad. Fuera lo que fuera, si no encajaba en el ambiente en el que crecimos, había que suprimirlo. Y a esto es lo que Jung llamó "la sombra" y, esta nos persigue para aflorar en los momentos más inesperados e inoportunos saboteando nuestra vida.

Lo que no queremos aceptar y reconocer en nosotros, lo proyectamos en ciertas personas a lo que llamamos "espejos". Y rechazaremos a esas personas o nos generaran emociones negativas muy intensas, y así seguimos rechazando nuestra sombra. Nuestros inconsciente lucha por mostrarse, pero es reprimido continuamente por el ego.

La sobra representa nuestro lado oscuro, los instintos más reprimidos y ese "yo desautorizado" que la mente consciente rechaza y que sumergimos en los abismos más profundos de nuestro ser. Todo lo que odiamos o nos parece malo esta en nuestra sombra, aquí se esconden los instintos más primitivos de nuestro pasado evolutivo y los aspectos rechazados por nuestra mente consciente y social.

No se trata de eliminar la sombra porque sería eliminar una parte nuestra y quedaríamos incompletos, se trata de reconocerla, abrazarla e integrarla, para así ser libres de elegir lo que queremos ser. Y también así, deje de proyectarse en esos espejos que tanto nos afectan.

La sombra también contiene todo tipo de capacidades potenciales que no hemos desarrollado, cualidades que no hemos manifestado porque las hemos desterrado a las profundidades de nuestra mente. La sombra no contiene solo lo malo sino todo lo que es opuesto al ego. Por tanto también pueden haber emociones positivas.

Cuando rechazamos la sombra nos hacemos presos de ella, es como que nos comanda y surge a nuestra conciencia sintiéndonos culpables por ello.

La sombra la alimentamos a través de los juicios de bueno o malo que emitimos continuamente, con los posicionamientos sobre esos juicios, con las culpabilidades que arrastramos y los resentimientos que mantenemos atrapados, con las críticas, las expectativas, comparaciones, mentiras, suposiciones.

Carolina Alvarez Patiño