INTELIGENCIA EMOCIONAL

26.03.2024

La amígdala es la estructura principal en la gestión emocional, esta prepara al cerebro para las reacciones impulsivas/instantáneas, mientras que el NeoCortex es el regulador cerebral que controla los impulsos de la amígdala.

Cuando tenemos una emoción pero conseguimos controlarla para afrontar la situación de manera más eficaz, es cuando el cortex prefrontal está funcionando regulando a la respuesta que activa la amígdala.

Hablamos de secuestro emocional cuando hay una activación de la amígdala pero no se activan los procesos neocorticales.

Goleman define la inteligencia emocional como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las emociones, resistir las decepciones, controlar impulsos y demorar la gratificación, mostrar empatía y esperanza.

TENEMOS 5 APTITUDES EN LA QUE SE BASA LA INTELIGENCIA EMOCIONAL:

  • Autoconocimiento: La inteligencia emocional implica conocerse a uno mismo, saber y entender los estados de ánimo que tenemos y a qué se deben, así como las consecuencias que esos estados de ánimo pueden tener en otras personas. En el autoconocimiento podemos diferenciar 3 subhabilidades:
  • Conciencia emocional: Es esa capacidad de reconocer las propias emociones y sus efectos.
  • Autoevaluación precisa: Es conocer las propias fuerzas y límites.
  • Confianza en uno mismo: Es la certeza sobre el propio valor y facultades.
  • Autorregulación: Una persona inteligente emocionalmente sabe controlar sus impulsos, sus emociones y pensar antes de actuar. La autorregulación podemos diferenciar 5 subaptitudes:
  • El autocontrol: Es el manejo de las emociones y de los impulsos perjudiciales.
  • La confiabilidad: Es el mantenimiento de normas de honestidad e integridad.
  • La escrupulosidad: Es aceptar la responsabilidad en el desempeño personal.
  • La adaptabilidad: Es la flexibilidad para manejar el cambio.
  • La innovación: Es estar abierto y dispuesto a nuevas ideas y enfoques novedosos.
  • Empatía: Se trata no solo de escuchar a otra persona, sino de realmente ponernos en su lugar, saber cómo se siente, qué emociones siente, por qué las expresa de una determinada manera.
  • Habilidades sociales: Las anteriores características ayudan a que la persona con inteligencia emocional pueda gestionar correctamente sus habilidades sociales para tener contacto con todo tipo de personas. En las aptitudes sociales se diferencian 7 subaptitudes:
  • Influencia: Se trata de saber aplicar las técnicas de persuasión.
  • Comunicación: Ser capaz de escuchar abiertamente y transmitir mensajes claros.
  • Manejo de conflictos: Saber negociar y resolver los desacuerdos.
  • Liderazgo: Se trata de inspirar y guiar a grupos.
  • Establecer vínculos: que alimentan las relaciones
  • Colaboración y cooperación: trabajar con otras personas para alcanzar metas compartidas.
  • Habilidades de equipo: Para crear sinergia grupal para alcanzar metas colectivas.
  • Automotivación: Una persona inteligente emocionalmente no necesita que la reconozcan o que la premien cuando logra algo, porque es capaz de automotivarse, de buscar en su interior las razones para seguir adelante en su vida. En la automotivación diferenciamos 4 subaptitudes:
  • Afán de triunfo: Se trata de esforzarse para cumplir o mejorar una norma de excelencia.
  • Compromiso: Alinearse a las metas de un grupo o con uno mismo.
  • Iniciativa: La disposición para aprovechar las oportunidades
  • Optimismo: en la tendencia a buscar el objetivo a pesar de los obstáculos y reveses.

La inteligencia emocional no significa ser simpático, en determinados momentos podemos decir sin rodeos algo a una persona para hacerle ver una verdad importante aunque le moleste.

La inteligencia emocional no significa la rienda suelta a los sentimientos sacando todo fuera significa manejarlos y expresarlos adecuadamente con efectividad.

Una elevada inteligencia emocional por sí sola no garantiza que alguien haya aprendido las actitudes emocionales adecuadas solo significa que tiene un excelente potencial para personas. Por lo tanto la inteligencia emocional determina nuestro potencial para aprender las habilidades prácticas y aptitudes emocionales.

Con el paso de los años aprendemos a gestionar nuestras emociones y a no comportarnos como niños con rabietas y enfados, sin embargo, podemos mejorar nuestras habilidades innatas para controlar las emociones negativas como el enfado o el odio y transformarlas en emociones positivas que nos hagan sentirnos más satisfechos con nosotros mismos.

La inteligencia emocional aporta muchos beneficios en nuestra vida como:

  • Mejorar el conocimiento de uno mismo y de sus emociones
  • Tomar mejores decisiones
  • Mejorar el rendimiento en el trabajo y la productividad
  • Nos protege contra el estrés, ansiedad y la depresión
  • Favorece las relaciones interpersonales y la empatía
  • Mejorar el desarrollo personal
  • Mejorar la capacidad de influencia y liderazgo
  • Favorecer el bienestar psicológico
  • Aumentar la motivación y ayuda a alcanzar las metas
  • Prevención de maneras problemáticas de gestionar el estrés o la ansiedad (consumir drogas, comer sin hambre, etc.).
  • Facilidad para adaptar la conducta en base al estado emocional de las personas con las que socialices.
  • Mayor predisposición a no ceder ante las distracciones y a centrarse en las tareas que deben ser realizadas, sin dejarlas para más adelante.
  • Mayor capacidad de mantener una autoestima equilibrada sin dejar que la sesgue el pesimismo.

Carolina Alvarez Patiño