EL DUELO: UN CAMINO DIFÍCIL PERO NECESARIO

29.12.2024

El duelo significa dolor, y el dolor es inevitable para el ser humano tras una pérdida. Es algo normal que debemos experimentar frente a una ruptura, un fallecimiento, la pérdida de un trabajo o de amistades. Es un camino que todos debemos transitar, y no se puede evitar. El problema surge cuando ese duelo se convierte en sufrimiento, porque nos negamos a transitarlo o aceptar las cosas como son. Nos aferramos a expectativas y nos negamos a dejar ir, lo que genera sufrimiento adicional.

Perder a alguien o algo importante nos dolerá, claro que sí. Pero si nos aferramos, luchamos contra lo que sucede y nos negamos a asumir la realidad, entonces el sufrimiento está garantizado. No solo debemos vivir el dolor, sino que también gastamos una gran cantidad de energía luchando contra lo que es.

Es importante aclarar que el duelo es dolor, y significa transitar por emociones intensas. Pero si te abandonas a esas emociones, si las permites sin juicio, podrás transitarlo de manera más efectiva. Vivirás las emociones de tristeza, como el llanto, la pena y la pérdida. Esta es la emoción más importante en el proceso, ya que permite la introspección para aprender de la vivencia, recapitular y procesar. El miedo también aparecerá, especialmente cuando nos enfrentamos a la incertidumbre de lo que sucederá a partir de ahora, sin esa persona o ese trabajo. Es algo nuevo. La ira puede surgir porque sentimos que es injusto, que solo a nosotros nos ocurre. Pero también la necesitamos para cortar el vínculo. La culpa, por su parte, nos permite ver qué podemos aprender para no repetir los mismos errores en el futuro.

El problema comienza cuando nos estancamos en estas emociones. Cuando convertimos la tristeza en pena y nos autocompadecemos, el miedo en parálisis y desvalorización, la ira en rencor, odio y resentimiento, y la culpa en flagelación, intentando arreglar lo que no se puede arreglar.

¿Qué puedes hacer?

Primero, cada vez que notes que te estás negando a vivir el duelo, recuerda decirte a ti mismo: "Acepto esta situación, aunque me genera dolor y me gustaría que fuera diferente. No quiero estar viviendo esto hoy, pero lo acepto porque es lo que está sucediendo y no puede ser de otra manera".

Cuando te preguntes por qué estás pasando por esto, respóndete: "Da igual el motivo. Nada cambiará esto. Nada puede remediarlo. Solo aceptar y asumir es el camino a seguir". Comienza con esa aceptación.

Aunque no tengas ganas de hacer cosas, no te encierres en ti mismo. Apóyate en otros. Todos los días, dedica un espacio consciente a tu duelo y a tus emociones. Intenta evitar películas, música y situaciones que retroalimenten las emociones de tristeza, rabia, culpa y miedo. Busca actividades que liberen dopamina, es decir, aquellas que te puedan generar placer, aunque al principio no las disfrutes.

Escribe todo lo positivo que hay en tu vida. Cuando te digas que no podrás superarlo, recuerda: "Sí puedo. Aunque crea que no es probable, lo superaré porque soy fuerte y puedo hacerlo."

Recuerda, el duelo es un proceso necesario para sanar, y aunque es doloroso, es el primer paso para encontrar paz nuevamente.

 Carolina Alvarez Patiño