EJERCICIO PARA PONER LÍMITES
Cuando nuestros límites son invadidos, a menudo nos sentimos mal y, posteriormente, nos reprochamos a nosotros mismos por no haber priorizado nuestras necesidades. En ocasiones, decidimos pensar y actuar por otros, incluso sacrificándonos porque nos necesitan, olvidándonos de nosotros mismos en el proceso.
Es importante reconocer que algunas personas pueden simplemente buscar satisfacer sus propios intereses a expensas de los nuestros. Otras veces, ya sea de manera consciente o inconsciente, invaden constantemente nuestros límites, opinando sin que se les pregunte, exigiendo o pidiendo más de lo que estamos dispuestos a dar.
El ser humano tiende a actuar en función de su placer y a buscar lo que quiere, lo que puede llevarnos a rebasar los límites de los demás. Aprender a poner límites en estos casos es un acto de amor hacia uno mismo. ¿Por qué permitir que a quienes queremos les hagan daño o que invadan su espacio personal?
Ser libre es fundamental, y no depender de lo que los demás piensen de nosotros es clave. No poner límites puede interferir en nuestra vida y en la consecución de nuestros logros. Sin embargo, para establecer límites, primero necesitamos conocer y comprender cuáles son. Un límite básico es: si hacer algo por otra persona me perjudica, interfiere en mis deseos o me causa malestar, entonces ahí está el límite.
Ejercicio
1. Tómate un momento antes de responder a una petición. No sientas la necesidad de contestar de inmediato; recuerda que no hay urgencia y que puedes tomarte el tiempo necesario para reflexionar.
2. Observa tus circunstancias:
o Mira tu agenda y tu estado emocional. Pregúntate: ¿realmente me apetece hacer esto?
o Evalúa si es un acto de amor hacia mí mismo o si, en realidad, va en contra de mis intereses.
3. Reflexiona sobre las consecuencias:
o ¿Qué consecuencias tiene para mí hacerlo o no hacerlo? ¿Cómo me afecta que invadan mis límites?
o ¿Qué implicaciones tiene para la otra persona si decido poner un límite o si accedo a su solicitud?
4. Autoevaluación:
o Pregúntate si lo estás haciendo por ti o por el bienestar del otro. ¿Este acto me hará sentir mejor?
o ¿Lo hago realmente por mí, o tengo miedo de la reacción del otro? ¿Siento que no puedo negarme? ¿Temo un conflicto?
Es importante ayudar y acompañar a las personas que nos importan, y en ciertos momentos debemos priorizar sus necesidades sobre las nuestras (por ejemplo, cuando alguien atraviesa una ruptura). Sin embargo, aquí nos referimos a situaciones en las que el precio que pagamos es nuestro propio malestar. Aprende a poner límites para que realmente puedas ser libre.